Alergia a la democracia

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Este fin de semana hemos asistido a un espectáculo lamentable por parte de las instituciones europeas, y a una respuesta histórica por parte del gobierno que legítimamente representa al pueblo griego.

Primero de todo hay que ver quien es quien en este juego:

De un lado del ring tenemos a una serie de tecnócratas austericidas, supuestamente elegidos por los gobiernos de los estados miembros, pero prefiltrados por determinados poderes fácticos que gobiernan Europa, notablemente los que están detrás de los gobiernos de los países centroeuropeos. A nadie se le escapa que Alemania tiene derecho de veto sobre cualquiera que pretenda liderar cualquier institución europea, lo cual socava completamente cualquier intento de legitimar las instituciones europeas. Para estos tecnócratas, la austeridad es la única receta económica posible, y el capital es el dios al que hay que realizar todos los sacrificios humanos que sean necesarios para mantener e incrementar su poder.

De otro lado del ring tenemos un gobierno recientemente constituido después de unas elecciones con un claro ganador: Alexis Tsipras. Dicho gobierno no está formado únicamente por presuntos “radicales izquierdistas” de Syriza, sino que cuenta con miembros de un partido de centro derecha. Para que nos hagamos una idea, y salvando las distancias entre un país y otro, es como si después de noviembre tuviéramos un gobierno de coalición de Ciudadanos y Podemos, donde el presidente fuera Pablo Iglesias y el vicepresidente Albert Rivera.

Pues bien, como describe perfectamente Jacques Sapir en “Le Figaro” los que dirigen las instituciones europeas y el FMI han pretendido humillar a los griegos como medida de precaución contra otros pueblos que pudieran votar en contra de su “incuestionable” austeridad. Con la actitud propia de un tirano han pretendido doblegar en los despachos la voluntad de un pueblo expresada en las urnas, plantándole a Tsipras un ultimátum “o recortas e incumples tu programa o te cortamos el grifo del BCE”. Sobre este tema hay que dejar muy claro que el gobierno griego ha presentado un programa que desde el punto de vista de un acreedor es técnicamente igual que el de los recortes, pero en lugar de recortar derechos Tsipras proponía cambios en los impuestos para obtener los recursos adicionales necesarios para pagar la deuda, modificando plazos y refinanciando a bajo interés, cosa igualmente necesaria aunque haya recortes. Puede ser discutible si es mejor recortar a los pobres, o subir impuestos a los ricos y luchar contra el fraude para superar la crisis, pero está claro que en Grecia lo primero solo ha servido para profundizarla, por eso los griegos votaron por lo segundo poniendo a Tsipras de presidente. Repito por si no ha quedado claro: el Eurogrupo, El BCE, y el FMI no tienen ningún derecho a violentar la voluntad expresada en las urnas de los griegos, y esa voluntad ha elegido de manera inequívoca la vía de subir impuestos a los ricos y luchar contra el fraude preservando los derechos de los más desfavorecidos.

En dicho acto de humillación, los bien amados dirigentes de la Unión Europea pueden haber herido de muerte el proceso de construcción europea y el Euro como moneda. Cometieron los siguientes actos antidemocráticos en el plazo de solo dos días, demostrando su alergia a la democracia, y por lo tanto su alergia al espíritu fundacional de la Unión Europea, que por encima de todo siempre ha tenido por objetivo extender la democracia social y de derechos en todo el territorio europeo.

Primero: plantan un ultimátum a un representante de un estado miembro, bajo amenaza de hacerle quebrar el país, para que se ponga en contra de sus propios ciudadanos y de su programa político.

Segundo: como respuesta a la convocatoria del referéndum por parte de Tsipras, el presidente del Eurogrupo expulsa al representante de un país miembro de la reunión de ministros de economía (Varoufakis), violentando el principio de representación del pueblo griego y por lo tanto violando sus derechos fundamentales como ciudadanos europeos.

Tercero: para liquidar la libertad del sentido de voto de los griegos se emplea el discurso del miedo, diciéndoles que si votan en contra de la austeridad les van a expulsar del euro y de la UE, lo cual no tiene sentido porque no existen procedimientos de expulsión y todas las decisiones en cuanto a la membresía en la UE se votan por unanimidad. Es decir, los propios griegos tendrían que votar su salida de la UE para que efectivamente dejaran de estar en ella. Lo único que puede provocar la UE es el impago de la deuda griega forzando que el Banco Central europeo dejara de financiar la banca griega. Dicho impago a quien mas daño haría sería a Alemania.

Cuarto: finalmente, viendo que el chantaje, la coacción, y la violación de la ciudadanía europea de los griegos no sirven para doblegar su voluntad, y viendo que todo el mundo pone de relieve la tiranía de los dirigentes de la UE, pretenden comprar los votos de los griegos con aplazamientos de la deuda a cambio de que pidan el voto por el “SI” a la austeridad. Juncker, Dijsselbloem, Merkel, y toda su banda no tienen la más mínima conciencia de cómo es el pueblo griego, que si por algo se distingue es por el amor a su patria y por la lucha trágica contra fuerzas muy superiores a las suyas cuando se trata de defenderla.

Estos cuatro actos muestran claramente el talante antidemocrático de los dirigentes de esta Europa, y también muestran hasta qué punto determinados lobbys han podrido hasta los cimientos el espíritu fundacional de la Unión Europea. Pretenden que la unión política sea a costa de los derechos de los ciudadanos, incluido el derecho de elegir sus propios gobernantes y las políticas que se deben llevar a cabo. Es decir, las élites actuales europeas pretenden una unión política oligárquica, despótica, y tirana.

Es el momento de decirles que queremos refundar la Unión Europea, y devolverla a sus objetivos fundacionales: la defensa de la democracia, la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos, la lucha por un orden internacional justo, la solidaridad entre pueblos, y la promoción de la paz por la vía del libre comercio entre iguales. 

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